martes, 20 de septiembre de 2011

Erased de Kooning Drawing


                               Erased de Kooning Drawing. Robert Rauschenberg. 1954

Ejemplo de parricidio artístico.
Rauschenberg se decidió a ir al taller de su "maestro" de Kooning para hacerle una complicada propuesta: pedirle un dibujo para que éste fuera borrado.De Kooning aceptó la proposición  eligiendo un dibujo difícil de eliminar (dos meses le costó la tarea a Rauschenberg) y que realmente echara de menos, uno del que tuviera alta estima. No quería que el desafío fuera menor.

El destino vanguardista alcanzó a Rauschenberg, obligado a negar a su admirado artista ya consagrado. Si de algo ha tratado el arte "avanzado" es de la negación de lo anterior, una negación que allana el camino a la hora de sentirse "adelante". La dialéctica evolutiva de la historia del arte siempre buscó la contraposición de estilos, de generaciones, de técnicas, de objetivos. Parece que no existiría renacimiento sin medievalismo que desterrar, ni barroco sin limpieza renacentista que romper y redecorar.

Para el "ismo" se hizo imprescindible borrar la sombra alargada de lo ya establecido como genial, admirado en museos y alabado por críticos. Eliminar las trazas del dibujo de de Kooning suponía hacer física la metáfora. Atacar, borrar, de hecho, lo anterior para tratar de librarse de su influencia.

El "resto" de la contienda, el desperdicio de lo que fue y ya no es, terminó por ser obra consagrada. Paradojas del destino. De Kooning hubiera preferido que el duelo, sus heridas y su dolor, quedaran en privado, quizás fuera ya un viejo y honorable caballero.

Rauschenberg fue, al menos, consciente del asesinato de su padre. Decidió ser más valiente que Edipo y no huir sino ir en su búsqueda.

Al fin y al cabo los augurios del oráculo terminarían por cumplirse. 

La juventud no es eterna.

Luis D Rivero

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